viernes, 25 de enero de 2013

DARE TO DREAM - CAPÍTULO 14


Abrí la nota, estaba escrita a mano con boli azul. Sonreí al ver la letra tan caótica de Louis, me llevó un buen tiempo aprender a leerla, y aún así, había veces en qué no conseguía entender lo que estaba escrito. 

"He salido a hablar con el director para intentar que nos quite el castigo el fin de semana, y también a ver a los chicos. He ido a tu habitación a por algo de tu ropa, te la he dejado encima del escritorio. Intentaré volver antes de que te despiertes. Te quiero, Louis."

-Pues ya me he despertado. -Pensé para mis adentros.
Me acerqué al escritorio y cogí la ropa que me había traído Louis. Una camiseta de mangas cortas, una sudadera rosa para abrigarme, unas mayas negras y mis zapatillas de deporte blancas. Eran mi conjunto de invierno favorito. Entré al pequeño cuarto de baño que había instalado en cada habitación y me cambié. Justo cuando iba a salir para ir al comedor a desayunar alguien trató de abrir la puerta con llave desde fuera, y antes de pudiera apartarme, abrió la puerta hacia adentro y me golpeó la cara. 
-¡Ay! -chillé tapándome la cara con las manos.
-Lo-lo siento. -dijo instintivamente. -¿Ana? ¿Qué haces tu aquí? -me preguntó Harry.
Me quité las manos de la cara y miré a Harry. Yo había supuesto que era Louis el que entraba y me quedé paralizada de la sorpresa de ver a Harry. Finalmente me recuperé de la impresión y frotándome la nariz para aliviar el dolor dije:
-No pasa nada, yo solo esperaba a Louis.
Moví la nota de Louis con la mano en frente de mi cara para que Harry la viera. Se quedó quieto dónde estaba mirándome con tristeza. Yo suspiré y lo esquivé para salir por la puerta.
-Oye espera. -Me llamó.
Me giré y me apoyé en el marco de la puerta para ver lo que quería.
-Siento lo de anoche, me siento fatal por lo que te dije y realmente no pienso eso. 
Harry agachó la cabeza después de haberse disculpado, parecía muy arrepentido y por mucho que yo no quisiera, me dolía verlo de esa manera.
-No importa Hazza, tú olvídalo y yo lo haré también.
Apoyé una mano en su hombro izquierdo para que levantara la cabeza y Harry tiró de él y me abrazó. Sentía su pecho subir y bajar a saltos, estaba llorando y no podía soportar esa sensación. Me separé de él y le limpié las lágrimas. El verde de sus ojos mezclado con los restos de las lágrimas se veía precioso.
Le cogí por los hombros y le obligué a que me mirara a los ojos. 
-No... No llores Harry, en serio que no es nada. -dije.
Por unos momentos se quedó en silencio, y justo cuando fue a hablar la puerta se abrió y entró Louis, se quedó unos momentos en silencio, parecía haber escuchado mi conversación con Harry. Ambos se miraron por unos momentos. Louis parecía enfadado por el hecho de que su ex-mejor amigo me hubiera pedido perdón.
-No te atrevas a acercarte a ella, ayer casi se congela por tu culpa. Te pasaste, Harry, no debería perdonarte. -le gritó cada palabra a Harry, y este se encogió dolido y con los ojos llorosos. Luego, Louis me rodeó el hombro con los brazos y tiró de mi hacía atrás y ambos salimos por la puerta, dejando a Harry solo en la habitación.
-¿Por qué has dicho eso? Harry estaba arrepentido de verdad. -Le grité a Louis quitándome el brazo del hombro bruscamente.
-Oye, ayer te hizo daño, si lo perdonas tan fácilmente volverá a hacerlo de nuevo. Solo salió con Maggie, para fastidiarnos.
No contesté nada, simplemente me volví a agarrar su brazo y seguimos caminando. Sabía que Louis llevaba toda la razón, Harry volvería a comportarse como un capullo si tuviera mi perdón cada vez que hiciera algo. Pero esta vez, por primera vez en mi vida, no lo iba a olvidar el daño que me han hecho fácilmente, había salido con Maggie aún sabiendo que me sacrifiqué por él. Si Harry quiere demostrar algo saliendo con esa chica tan repelente, pagará las consecuencias, y para empezar, y por mucho que no quiera y me duela, mi amistad es el precio a pagar.
Tras darle vueltas en la cabeza a ese tema, decidí desecharlo y no volver a preocuparme por Harry y sus estúpidas demostraciones de celos o lo que quiera que sean.
Me acerqué a Louis y le di un beso en la mejilla mientras andaba, y este me regaló una mirada dulce y sorprendida. Se paró y me envolvió en sus brazos. Sentía su respiración sobre mi cuello, me calmaba oírla sobre mí. 
-¿Se puede saber a que ha venido eso?-me preguntó.
-Era para que me perdonaras por haberte gritado antes. -dije avergonzada.
Louis puso los ojos en blancos y se rió.
-¿Y crees que lo ibas a solucionar con un beso?
Agaché la cabeza, no sabía que responder. Él me cogió por la barbilla y me alzó la cabeza para que le mirara.
-Porque para que te perdone, harán falta muchos más. -terminó de decir sonriendo.
 Una sonrisa estúpida se dibujó en mi cara, me alcé de puntillas y lo volví a besar, esta vez en los labios. Louis me agarró entre sus brazos y me llenó la cara de besos, luego me cogió y me echó sobre sus hombros a lo saco de patatas, de manera que quedé colgando cabeza abajo en su espalda.
-Eres el mejor de todos, Louis. Te quiero. -dije sonriéndole al suelo.
-Yo también te quiero a ti, lo sabes. -Dijo tras darme un beso en una de mis piernas, que es por donde me tenía cogida.
Me llevó así por todo el pasillo, hasta que nos encontramos con Liam y Zayn, que acababan de salir de su habitación. Louis al fin me bajó de sus hombros. 
Sentía hormigas por todo el cuerpo, sobre todo en las piernas ya que se me habían dormido debido a mi propio peso. Nada mas apoyarme en el suelo, me tambaleé y por poco me caigo. Toda la sangre que tenía en la cabeza por haber estado boca abajo, estaba dispersándose de nuevo por el cuerpo, lo que me provocó el mareo.
-Hey Louis, íbamos a llamarte. -Dijo Liam. -Y ah, cuidado Ana, que te caes.-Me dijo Liam en un momento para luego volver a hablar con Louis. -Zayn le ha pedido a su hermana que le traiga su play, ¿echas un FIFA con nosotros?
Louis me miró con ojos de corderito, suplicando que le dejara ir sin enfadarme. Estaba tan mono cuando me miraba así que decidí esperar un poco para contestarle, solamente por el egoísmo y el placer de ver esa mirada.
Al final, sonreí ampliamente y le di un beso en los labios.
-Anda, ve con ellos, yo he pensado en ir a ver a las chicas. -le dije. -Divertíos.
Esta vez me dirigí a todos. 
Los chicos se dieron la vuelta para entrar de nuevo a la habitación, pero les interrumpí.
-Oye, una pregunta, ¿Sabéis por dónde anda Niall? -les pregunté.
-La verdad es que no, anoche salió con una chica, pero no nos quiso decir quién. Volvió muy tarde y esta mañana volvió a irse sin decir nada. -me dijo Zayn. -¿Por qué lo preguntas?
-No, por nada, solo que creo saber con quién sale, espero no equivocarme. -le contesté. -Bueno, adiós, ya nos veremos en el almuerzo.
Liam, Zayn y Louis volvieron a entrar en la habitación y yo me dirigí corriendo hacia las escaleras, las bajé y salté cuando quedaban dos escalones. Crucé corriendo el rellano que separaba las dos residencias y justo cuando iba a subir hacia la de chicas, vi a Niall entrar por la puerta de la calle. Sin dudarlo ni un segundo, frené y me volví hacia él. 
-¡Niall espera! -le grité.
Él se paró al momento y se dio la vuelta para ver cómo me acercaba.
Llevaba una bolsa de comida que acababa de comprar.
-¿Que pasa Evans? -me pregunto.
-Hey, no me llames por mi apellido. -le reproché. 
Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, vi que de la bolsa sobresalía una caja de bombones preparados en forma de corazón. El se dio cuenta de que los vi porque rápidamente escondió la bolsa tras él.
-Ohh Niall, ¿para quién son? -pregunte divertida.
-Eh... Eso no te importa. -Su voz sonaba nerviosa.
Me acerque a él y le eche un brazo sobre los hombros, para que no pudiera huir.
-No intentes mentirme, ya sé que sales con Allyson. -dije.
Obviamente no sabía al cien por cien que Niall estuviera con una de mis mejores amigas, pero tenía que probar por si colaba.
Niall me miró sorprendido y preguntó:
-¿Ah sí, Ally ya te lo ha contado?
"¡Toma ya!" Pensé para mis adentros. -No, me lo acabas de confirmar tu. -le dije.
Seguidamente estallé en carcajadas, saboreando mi victoria.
-Eres una mala persona, ¡no puedes ir engañando a la gente así! -Me dijo Niall pegándome en el hombro.
Quería hacerse el enfadado, pero yo se que en realidad no lo estaba. Es más, se lo veía mucho mejor, como si se hubiera quitado un peso de encima. Llevar algo en secreto nunca es fácil.
-Bueno, ¿vamos a ver a Ally, no? -me preguntó Niall sonriendo. 
-Claro.-sonreí.
Ese chico estaba hecho todo un príncipe. Allyson iba a ser feliz con él.
Al llegar a la habitación, Allyson no tuvo más remedio que contarnos a Lisa y a mí la verdad, y también pareció sentirse mejor tras habérnoslo contado. Niall se sentó dejado caer sobre ella, la verdad es que estaban hechos el uno para el otro. 
Durante la tarde, en varias ocasiones me entró envidia de ellos y lamenté que Louis no estuviera conmigo para abrazarme también. 
-Ana, ¿te pasa algo? -Me preguntó Niall sacudiéndome el hombro.
Salí en seguida a la realidad.
-No, nada, solo que estoy pensando en mis cosas. -Le dije tranquilamente.
La verdad es que había estado pensando sobre Harry, él se disculpó conmigo, y aunque yo le había dicho que lo olvidara, Louis me sacó de la habitación hablándole mal a Harry. No podía evitar sentir pena por él. Según lo que me han dicho los demás chicos, Louis y Harry solían ser amigos del alma, y ahora ni se podían ver, todo por mi culpa. 
Me levanté y me despedí de Ally, Lisa y Niall, luego fui a la habitación dónde estaban el resto de los chicos para ver a Louis. Estaba atardeciendo y no se veía muy bien, bajé los últimos escalones de un salto y alcancé a ver la figura de un chico que se acercaba a mí desde el otro lado del rellano. 
-¿Ana? -preguntó.

viernes, 11 de enero de 2013

DARE TO DREAM - CAPÍTULO 13


«Flash back de Louis»
Ambos paramos de correr, y me apoye sobre la pared que separaba dos andenes.
-Pensé que sería bonito despedirme de ti en el mismo sitio donde te encontré. 
Ella se apoyó en el muro a mi lado, sonreía de medio lado y con la vista fija en el suelo, lo que hacía más adorable.
Eres genial, ¿sabes? -continué diciendo.
Levantó la cabeza y clavó sus ojos en los míos. Eran azules y tenían una veta amarilla que rodeaban el centro del ojos, no podía despedirme de ella así sin mas, me gustaba demasiado. Me aparté de la pared y me coloqué frente a ella. No recuerdo haberle ordenado a mi cerebro que la besara, pero segundos más tarde me encontraba envolviéndola con mis brazos, y ella envolviéndome a mí en los suyos. La besé tiernamente hasta que alguien me dio unos toques en el hombro. Rodeé la cabeza y ahí estaba el señor Wibley, el oficial que vigilaba King Cross desde hace cinco años, estaba mirándonos satisfecho de habernos interrumpido.
-Este no es sitio, caballero. -Me dijo. -Y usted, -Esta vez se refirió a Ana. - Ya van dos veces hoy.
Se alejó de nosotros y cuando estuvo a cierta distancia, volví a girarme hacía Ana.
-Tengo que irme ya, he quedado con un amigo. -dije.
-¿Ese amigo es Harry? -me preguntó.
Me quedé con la mirada perdida unos segundos, pensando en la chica que me iba a perder por Harry.
-Si -contesté. 
Mi voz sonaba triste y apagada.
-Y le gustas mucho, no me perdonaría si yo saliera contigo -le dije.
Nuestras miradas volvieron a encontrarse, esta vez, sus ojos no derramaban alegría, sino tristeza. Supuse que mis ojos eran como un reflejo amplificado de los suyos. No quería irme sin volver a sentir sus labios con los míos, así que volví a inclinar mi cabeza hasta que nuestras frentes se tocaron, cerré los ojos y le dio otro beso, esta vez corto. Corto pero intenso.
-Por lo que pudo haber sido, y no fue. -dije apenado.
Le acaricié la cara por última vez y le sonreí. Después me marché corriendo de la estación, con lágrimas en los ojos que amenazaban con comenzar a caer.
[...]
Solo me faltaban unos 70 metros para llegar al local donde había quedado con Harry, que ya estaba esperándome apoyado en la puerta. Verlo me hizo sentir rabia y frustración. Me acerqué a él y lo saludé con la mano. El hizo lo mismo.
-Hey tío, -dijo. -Estoy pensando en llamar a Ana, ya sabes, la chica que conocí.
Escuchar su nombre en la boca de Harry me dolía, pero tragué saliva para deshacer el nudo de mi garganta y disimulé.
-¿Para qué? -pregunté.
-Ehh, tu ya me conoces.. -empezó a decir Harry. -Quedar, tomar algo, un paseo por el parque, ir a casa...
-Y acostarte con ella. -concluí yo.
Harry asintió. 
En ese momento le hubiera clavado un cuchillo en la barriga, por muy amigo mío que sea, Ana me gustaba, y no iba a dejar que el idiota de Harry le hiciera daño.
Me deshice de él como pude y regresé a mi piso. Me encerré en mi habitación, la cual estaba vacía, a excepción de la cama, ya que tenía que mudarme a la residencia de la escuela.
Cogí el móvil y marqué el número de Ana. Sonaron cuatro pitidos hasta que lo descolgó.
-¿Dígame? -preguntó nada mas cogerlo.
-Me. -contesté riéndome.
-¡Louis! -dijo riéndose ella también. -¿Que pasa?
-Nada, solo quería saber si te gustaría que volviéramos a vernos.
Pasaron tres segundos hasta que me contestó.
-Eh..claro que sí, pero ¿y Harry?
-En el amor no hay lugar para los amigos. -dije con aire filosófico.
Ella se rio.
-Esta bien, ¿dónde nos vemos? -me preguntó.
-¿Te parece bien que vaya a verte a tu casa?
-Si, ¿sabes cómo llegar?
-Oh si, Harry me contó cómo te conoció con todo lujo de detalles.
Los dos nos reímos.
-Bueno pues, hasta mañana Louis, te espero.
-Hasta mañana preciosa.

Tiré el móvil a un lado de la cama y me eché boca abajo sonriéndole a la almohada como un estúpido. Ya no me importaba Harry, él y sus rollos solo nos metían en problemas. Siempre era igual: Harry conocía a una chica, quedaban, las traía al piso que compartíamos todos los chicos, se acostaban y por la mañana Harry se largaba y nos dejaba a nosotros el consolar a la pobre y tonta chica que había caído esa vez en su cama. Pero esta vez no, Hazza no se iba a salir con la suya.
«Fin Flash-back»

Me quedé mirando la litera de Harry, este se había quedado en silencio, pero no estaba dormido, lo sabía porque de vez en cuando lo escuchaba girar sobre la cama para coger su móvil de la estantería que tenía al lado.
-Harry. -le llamé.
Esperé pacientemente durante un minuto, hasta que finalmente, mi amigo suspiró, volvió a girar sobre la cama y se asomó por el borde.
-¿Que quieres? -me preguntó.
-Solo decirte que no me siento orgulloso de haberle pedido salir a Ana a tus espaldas, pero no me arrepiento de haberlo hecho.
A Harry le temblaban las facciones de la cara, seguramente del enfado. Mi vista se había acostumbrado a la poca luz que entraba por la ventana, por lo que veía todo con claridad. Harry se rio irónicamente.
-¿Ah sí? -Me dijo Harry entrecerrando los ojos. -Y dime, ¿que se siente al quitarle la novia a tu amigo?
-Oye tío, quizás sea mejor así. Piénsalo, si hubierais salido, puede que ahora ella te odiara como lo hacen todas con las que te acuestas.
-Con Ana es diferente, ella me gusta de verdad. -Me dijo.
-¿Si? ¿Cuántas veces nos has dicho eso ya? -le contesté, echándole en cara sus malas decisiones.
-Da igual, no tenías derecho. No trates de quedar bien conmigo ahora. No eres mi amigo Louis, ya no.
Harry se bajo de su litera de un salto y se fue hacia la puerta. Salió y cerró de un portazo. 
Seguramente haya ido a la habitación de Liam, Niall y Zayn, que compartían una de tres. Yo seguí echado en mi cama escuchando música hasta que sonó la alarma del móvil, que indicaba la hora a la que tenía que ir a cumplir el castigo.
[...]
Ana se había puesto un chaquetón impermeable con el interior lleno de pelo para evitar resfriarse, ya que las noches en Londres suelen ser bastante frías. Cruzamos el patio hasta llegar a las puertas del comedor, donde nos esperaban Robbert, el jefe de estudios y el conserje, el Señor Brown.
Nos abrieron la puerta y nos dieron las instrucciones para fregar y tal, pasaron 15 minutos hasta que se fueron y nos quedamos Ana y yo solos. 

«Narra Ana»
Louis y yo bajamos las escaleras conjuntamente. Me ovillé en mi chaquetón para estar más calentita y caminé con Louis, que llevaba sus cascos puestos, por el patio. 
Escuché risas en un banco situado en la esquina menos visible del patio, Louis no debió oírlas por los cascos. Giré la cabeza por curiosidad, para ver de quién se trataba, y vi a Maggie sentada a horcajadas sobre un chico, al que no reconocí porque ella lo tapaba.
Los ignoré, tampoco me interesaban Maggie y sus novios. El señor Brown, un tipo agradable que no se parecía en nada al jefe de estudios, nos abrió la puerta de los comedores y nos dieron indicaciones de como limpiar.
Me quité el chaquetón y lo solté en un rincón para que no molestara.
Tras limpiar el comedor, Louis y yo nos dividimos el trabajo; a él le tocó la cocina y el pasillo y a mí el patio entero.
Salí con el cepillo a la congelación de la calle, y barrí todo el área que pude evitando acercarme a donde estaba Maggie. Después de media hora de trabajo más, me era imposible seguir barriendo sin acercarme a ese banco. Suspiré y comencé a barrer de espaldas al banco, evitando mirar hacia allí y concentrándome en barrer, y solo en barrer. 
-¡Ana! -me gritó el chico que estaba con Maggie.
Su voz no me sonaba nada, el sonido estaba distorsionado por los efectos del alcohol. Maggie y su chico iban muy borrachos.
Lo ignoré y seguí barriendo.
-¡Ven Ana! -volvió a gritarme.
Suspiré y lo volví a ignorar.
Escuché a Maggie y al chico levantarse del banco y caminar hacia donde yo estaba. Mi primer instinto fue el de alejarme de ellos, pero el chico que la acompañaba era mas rápido que yo y me agarró por el brazo, obligando a que me girara hacia él.

Su aliento apestaba a alcohol, su pelo estaba despeinado, sus labios manchados del color del pintalabios de Maggie y sus ojos completamente rojos. Parecía Harry, pero no era él del todo, su cuerpo era el mismo, pero su mente estaba fuera de sí, debido al alcohol.
-¿Por qué corrías? -Harry me apretó la muñeca y se acercó más a mí.
Aparté la cabeza, no podía soportar su aliento.
-Contéstame. -dijo apretándomela mas.
Se me saltaron las lágrimas debido al dolor. Dolor de ver a Harry en ese estado, dolor en la muñeca y dolor de verlo con Maggie.
-No lo sé, Harry. -contesté.
-Yo sí. -me dijo. -Ibas con Louis.
Pasaron unos segundos hasta que volvió a hablar.
-¿Sabes qué? Hoy me he peleado con él, ya no es más mi amigo. Ni él ni ninguno de los chicos. Ni siquiera tú. No sé que pude ver en ti. -Harry escupió cada palabra en mi cara y se rió. Luego se fue dando tumbos agarrando a Maggie por la cintura.

Dicen que los borrachos son como los niños pequeños, siempre dicen la verdad en la cara sin pensar lo que están diciendo. Si esto es verdad, yo no solo estoy muerta para Harry, sino también los demás chicos. Había echado a perder una amistad entera en menos de dos semanas. Me apoyé contra el tronco de un árbol y comenzé a llorar.
Yo lo había dado todo esa misma tarde por defender a Harry de Maggie, y ahora andaban juntos un viernes de fiesta, mientras yo estaba castigada por él, grité de frustración y corrí al banco donde habían estado sentados. Cogí la botella de alcohol vacía y la estrellé contra el suelo, convirtiéndola en miles de pequeños y afilados trozos de cristal. Llorando, me senté en el cemento y apoyé la cabeza en mis rodillas. 
No sé cuanto rato estuve sentada en el suelo, pero cuando Louis corrió hacia mí y me levantó en sus brazos, yo temblaba de frió y no sentía ninguna parte de mi cuerpo. Me llevó a su habitación, que estaba vacía, Harry debía de haber pedido un traslado, y me acostó en su cama. Después salió a recoger el estropicio que había formado yo tirando la botella al suelo, y regresó a los diez minutos.
Se quitó la ropa de espaldas a mí, y se puso su pijama, tenía muchos dibujos de zanahorias, intenté reírme, pero me salió un quejido y acabe tosiendo sin poder parar. Louis sacó otra manta de su armario y la echó encima de la cama. Después se acostó a mi lado y me abrazó para que entrase en calor.
-¿Que ha pasado allí fuera? -me preguntó preocupado.
-Nada, solo que vi a Harry con Maggie. Iba muy borracho y me dijo que ya no quiere saber nada de nosotros, ni de los demás chicos. 
Traté de impedir que saliera un sollozo de mi garganta, pero no lo conseguí y rompía llorar nuevamente. Louis me abrazó más fuerte y me dio un beso en la frente.
-No llores, veras como se le pasará. Ahora duerme.
Confié en que las palabras de Louis fueran ciertas, y poco a poco entré en calor y me quedé dormida.
Me desperté a la mañana siguiente. Louis no estaba en la habitación. Cuando me levanté de la cama, una nota que había encima de esta cayó al suelo. La recogí. Era de Louis.