sábado, 13 de abril de 2013

DARE TO DREAM - CAPÍTULO 18


«Narra Zayn»
No podía creer que acabara de confesarle a Lisa lo que sentía por ella. Temí que su respuesta fuera no, con la típica excusa de "me gustas pero como amigo". No podría soportarlo. Pero ella estaba allí, con una sonrisa radiante, le brillaban los ojos de felicidad y de repente sentí todo el peso de mi miedo desaparecer y antes de haberme dado cuenta, me había levantado y la tenía entre mis brazos, más cerca que nunca. Alzó la mirada y fue como si todas las cosas que he hecho en mi vida, me hubieran llevado a ella. La besé en la mejilla, y luego en la comisura de la boca, hasta que finalmente nuestros labios se encontraron. Me despedí de ella, y fui a cambiarme yo también. Había comprado un pequeño regalo para ella, un peluche, no era mucho, pero yo para estas cosas soy un negado. Solo esperaba que le gustase.

«Narra Louis»
El día seguía nublado, no había salido el sol en ningún momento y no parecía que fuera a hacerlo. Me encontraba jadeando debido al cansancio de haber estado jugando cuarenta y cinco minutos seguidos. Finalmente el árbitro tocó el silbato, lo que significaban quince minutos de descanso. Me senté cansado en el banquillo, dónde todo el equipo se arremolinó para escuchar la técnica que el entrenador tenía prevista para nosotros. Todos menos Ana. La vi sacar su móvil y hablar muy alegre con alguien y tras varios minutos, colgarle. Salí como pude del círculo de jugadores apiñados, me acerqué a ella y la abracé por la espalda. Ella giró la cabeza y me dio un beso en la comisura de los labios.
Una corriente de electricidad me recorrió de arriba a abajo, como cada vez que me tocaba.
-¿Con quién hablabas? -pregunté con los labios pegados a su cuello, lo que provocó que ella se encogiera un poco dentro de mis brazos debido a las cosquillas.
-Con Lisa. -Me dijo riéndose. -¿Adivina qué? Zayn le ha pedido una cita.
Sonreí y la apreté más contra mí, aún seguía de espaldas así que puse mis manos en su barriga.
-Por fin ha ocurrido -dije.
Ella se rió.
-Justo lo mismo que he dicho yo. -comentó sonriente. -Oye, deberíamos ir a ver lo que dice. -Me dijo mirando al entrenador. -Tenemos que ganar como sea. 
[...]
Media hora más tarde seguíamos empatados a dos, no había manera de que ningún equipo marcase gol ya que cuando nuestro equipo atacaba, el contrario se colocaba en una perfecta formación defensiva y viceversa. 
Escuché el pitido de un silbato. Suspiré y me acerqué para ver de quién era la falta esta vez. Mientras iba andando escupí al suelo para librarme de las molestas flemas pegadas a mi garganta. 
Ana se acercó por detrás y se agarró a mi brazo.
-Ya sabes que no me gusta que hagas eso. -Me dijo sonriente. -¿Y si me caigo encima y me mancho qué? -Bromeó.
Le sonreí. Me parecía increíble que siguiera con ese ánimo. Todos estábamos cansados y se nos hacía el partido cuesta arriba.
-Si te caes, mi escupitajo no será tu mayor problema. -dije. -¿Te has fijado que el barro y el césped también manchan? 
-Tonto. -Me dijo riendo de nuevo. -El escupitajo es más asqueroso. -Dijo corriendo hacia donde estaba el árbitro.

La miré alejarse y preguntar por lo ocurrido sonriendo. Nunca imaginé que ella pudiera llegar a ser tan parecida a mí. Vuelvo a agradecer mi suerte en silencio por haberla conocido. Cuando llegué se giró contenta hacía mí.
-¡Louis, es falta a nuestro favor! -Me gritó. -Estamos muy cerca, podemos marcar. -dijo. 
-¡Genial! -grité alzando un puño. 
Todo el equipo se reunió en un corro y planeamos nuestra táctica de ataque.
-¡Vamos a darle caña! -Dijo Tyler, nuestro compañero de clase que también estaba en el equipo.
-¡Seehh! -gritamos el resto del equipo a coro.

El árbitro tocó el silbato y Tyler le pasó la pelota a Ana, que estaba en la banda. 
La táctica consistía en que Ana, que era la más ágil del equipo, debido a su estatura y peso, abriera un hueco entre la defensa para poder acceder al área y tener oportunidad de marcar. 
Tal y como habíamos previsto, se desmarcó del primer defensa que le salió al paso, y justo antes de que el segundo la bloqueara, pasó el balón al jugador que iba corriendo a su altura, pero en el centro, es decir a mí.
Pasé sin problemas a los dos jugadores que intentaron quitarme el balón y le pase el juego a Tyler, que tras dejar atrás al último defensa, chutó el balón en un pase alto que cayó a los pies de Ana. Esta avanzó sola desde la banda izquierda hasta la portería e inesperadamente chutó el balón hacía mí.
Reaccioné rápidamente y rematé el balón, que entró limpiamente en la portería.
Todo el equipo saltó de alegría, me giré hacía Ana, que venía corriendo hacia mí, saltó y rodeo mi cintura con sus piernas, a la vez que yo la sujetaba para que no se cayera.
-Bien hecho, Louiso. -Me dijo mientras dejaba un beso en mis labios. 
El resto del equipo llegó en segundos, haciéndose una piña alrededor nuestra y gritando de alegría.
No nos dio tiempo a celebrar más, ya que el otro equipo había vuelto a poner el balón en juego.
En los quince minutos siguientes, nos centramos mas en la defensa, ya que no podíamos dejar que nos arrebatasen la ventaja que habíamos obtenido.
El árbitro tocó el silbato y señaló el final de partido. 3-2. Habíamos conseguido pasar la eliminatoria y clasificarnos. Montamos en el autobús de regreso a la residencia. Durante el viaje, el ambiente fue mejorando, y lo hizo aún más cuando bajamos del vehículo y vimos que algunos alumnos del colegio nos habían preparado una fiesta por nuestra victoria. Antes de entrar a la fiesta, busqué a Ana entre el equipo, ya que durante el viaje ella había ido sentada con Tori Martin, la única chica aparte de ella que jugaba en el equipo. Alcé la mano para captar su atención y cuando me vio se despidió rápidamente de Tori y corrió hacia mi dando saltitos.
-¡Que pasada Louis! -Dijo. -Este es el mejor colegio al que he ido nunca. -Añadió mientras giraba con las manos extendidas.
-¿Es por la fiesta? -Pregunté.
-Si, y por la residencia, el comedor, el equipo, mis amigos y obviamente tú. -Respondió sonrojándose.
Avancé los dos pasos que nos separaban sonriendo y la alcé en el aire, sentándola sobre mis hombros. 
-Ahora vas como la estrella del partido merece.
Ella se rió.
-Venga vamos Louis, has sido tú el que ha marcado el gol de la victoria. -Dijo.
-Solo porque alguien a quién llevo en los hombros me la pasó. -Repliqué
Ella me sonrió y bajo su cabeza para darme un beso en el pelo. 
-Te la pasé porque sé que eres el mejor. -Me dijo. 
En nuestro camino hacia la fiesta, el resto del equipo se apiñó contra nosotros y fuimos gritando como salvajes por los pasillos, despertando a todos los que estuvieran dormidos. 
Cuando llegamos al gimnasio, bajé a Ana de mis hombros y la dejé cuidadosamente en el suelo.
-Voy a por bebidas. -Le dije. -Espérame aquí.

«Narra Harry»
Estaba sentado en uno de los bancos del gimnasio, esperando que la fiesta empezara para poder divertirme un rato. Poco a poco el ruido de los gritos de una veintena de personas se fue haciendo cada vez mayor, hasta que finalmente irrumpieron en la sala dando saltos de alegría. No me fue difícil encontrar a Louis, que llevaba a Ana sobre los hombros y con diferencia, era el que mas escándalo formaba. Los miré fijamente hasta que Louis dejó a Ana en el suelo y se fue a por bebidas. Aproveché ese momento para acercarme a la preciosa chica que llevaba un siete estampado en su espalda.
-Adivina quién soy. -Dije acercándome por la espalda y tapándole los ojos.
-Hazza. -Dijo.
-No, soy el tonto que se coló en tu casa. -Contesté destapándole los ojos.
Ella se giró y me miró sonriente. Sus ojos tenían un brillo especial, como de nostalgia. 
Le devolví la sonrisa. Me gustaría volver a aquel día y cambiar nuestra historia, quizá hubiéramos acabado juntos.
-¿Que tal tu partido? -pregunté.
-Genial. -respondió. ¿Qué tal tu San Valentín? -Me preguntó.
Su pregunta me cogió por sorpresa, y dudé al contestarle.
-Eh... Bien. -dije.
-¿Seguro?
-Sí, bueno no. -sonreí para mis adentros. -Solo necesito algo para que sea perfecto. -le dije.
-¿El qué? -Me preguntó curiosa.
-Necesito un abrazo tuyo. -contesté abriendo los brazos.
Ella sonrió y noté en sus ojos un brillo especial.
-Siempre siendo tan Harry Styles. -susurró y se dejó caer en mis brazos.
La envolví por completo, tirando de ella hacia mí, la necesitaba y la quería a mi lado, aunque solo fuera como amiga. Le deje un beso en el filo de la mandíbula y la aparté un poco de mí.
-¿Nadie te ha dicho lo sexy que estas con esa equipación? -Dije.
Ella se sonrojó y clavó su vista en el suelo.
-No digas tonterías Harold. -Me contestó
Louis nos llamó desde la mesa de las bebidas, y nos llevó a la sala común, donde al menos cincuenta personas habían improvisado un pequeño cine con un proyector en la pared blanca del fondo.
-Van a poner el partido de hoy. -Dijo Louis enérgicamente.
-¿En cuánto tiempo? -preguntó Ana.
-Mmm, no sé, una media hora creo, le oí decir eso a la directora -Dije.
-Genial. -Dijo Ana. -Chicos, esperarme aquí, necesito una ducha. -Dijo despidiéndose.

«Narra Ana»
Volví a mi habitación a toda prisa, saqué las llaves de la bolsa de deportes y entré a la habitación. Niall, Ally, Lisa y Zayn estaban sentados en el suelo viendo una película romántica.
Cuando entré automáticamente volvieron sus cabezas para mirarme, pero no se movieron ni un ápice de donde estaban.
-Buenas, ¿no bajáis a la fiesta? -les pregunté.
Me negaron todos con la cabeza.
-Preferimos estar aquí. -Dijo Allyson abrazada a Niall.
Yo me hice la indignaba.
-Muy bien, muy bien. Gracias por vuestro apoyo, significa mucho para Louis y para mí. 
Pasé por delante del pequeño televisor lo más lento que pude para incordiarlos, cogí la equipación de repuesto para cambiármela por la sucia y me fui a la ducha. 
Cuando salí del baño me agaché junto a Niall y le quité un puñado de palomitas.
-¡Ehh, son mías! -me reprochó.
-Si bueno, lo que tu digas. -Dije tirándole una a la cara para molestarle. -Me voy, gracias por honrarme con vuestra presencia allí. -Añadí sarcásticamente.

Afortunadamente, cuando regresé a la sala todavía no habían puesto el partido. Busqué a Louis y Harry con la mirada y me acerqué a ellos. Justo al lado estaban Liam y una chica, que debía ser Danielle.
Louis me sonrió y me dio un beso en la frente como bienvenida. Me separé de él y miré a Liam.
-Gracias a Dios Liam, tu si eres un buen amigo. -dramaticé divertida.
Liam se rió.
-¿Por? -preguntó con curiosidad.
-Porque has venido. -Contesté. -Nuestras queridas parejas Niall-Ally y Lisa-Zayn prefieren quedarse arriba viendo Romeo y Julieta.
-Una buena película para San Valentín. -Dijo Louis.
-Los amantes mueren al final. -Añadió Harry divertido.
Todos nos reímos a carcajadas. Cuando por fin paramos Liam cayó en la cuenta de que no me había presentado a su novia.
-Ana, está es Danielle. Danielle, está es Ana -dijo señalando con las manos a ambas.
-Encantada. -Dije dándole dos besos en las mejillas.
-Igualmente. -Me dijo con una sonrisa.
En ese momento apagaron las luces del salón y comenzaron a proyectar el partido. Rápidamente nos sentamos todos en los sofás que habían apiñado y los que se andaron lentos tuvieron que conformarse con un sitio en el suelo. Era muy extraño el verme a mí misma en una pantalla por eso cada vez que salía mi imagen, escondía la cabeza entre mis rodillas y me quejaba. Tras ver el partido, la noche pasó en un abrir y cerrar de ojos y antes de que nos diésemos cuenta eran las cinco y media de la mañana y ya nos estábamos despidiendo para irnos a nuestras habitaciones. Louis insistió en quedarse conmigo. Entramos con sigilo en mi cuarto y sin cambiarnos ni nada subimos a mi litera y nos tapamos con las mantas. Aquella noche en cada cama dormía una pareja. Louis y yo en la mía; Niall dormía abrazado a Allyson en la litera de abajo y Zayn con Lisa en la cama suelta.
Louis me abrazó y apoyó su cabeza en mi hombro. 
-Buenas noches. -dijo.
-Buenas noches. -Le contesté, y entonces nos dormimos los dos.

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