viernes, 19 de octubre de 2012

DARE TO DREAM - CAPITULO 4


Habían pasado dos semanas, y ya el último día de las vacaciones.
Me levanté de la cama, pensando en colocar toda mi ropa, comprar comida y decorar mi nueva habitación, que estaba hecha un desastre.
Harry todavía no me había llamado, y Louis no me había contado nada de él en las veces que lo había visto. 
Empezaba a ponerme nerviosa porque al día siguiente tenía que ir a un instituto nuevo.
Me visto con unos shorts vaqueros y una camiseta de mangas cortas a rayas azules claritas y oscuras, cojo algo de dinero y salgo a comprar comida para el desayuno.
Tras dar dos vueltas por el supermercado como una tonta, consigo encontrar la sección de dulces, me quedo mirando todas las marcas que hay. De repente, alguien me tapa los ojos con las manos por detrás.
—Hey, ¡Adivina quién soy! -dice alegremente.
—A ver... Tú eres... ¡El tonto que entro en mi casa! -digo quitando sus manos de mis ojos y dándome la vuelta. Harry me miraba con esos ojos grandes verdes suyos. Dibujó una sonrisa que hizo que su cara se llenara de hoyuelos, lo que la hizo más adorable. Pero esta vez no iba solo, a su lado había otro chico, que era un poco más bajito que él, rubio y con unos ojos azules que igualaban la perfección de los de Harry.
—No sé si tonto es la palabra, yo prefiero que me llames el sexy que entro a tu casa —dice sonriendo.
— ¿Que tienes que comprar? Te ayudamos.
— ¿Sexy? No te lo crees ni tú. —Me reí. —Pues estoy comprando el desayuno. —digo señalando la estantería de las galletas.
Una chispa cruzó por los ojos de Harry e iluminó su cara, algo más o menos como la bombilla encendida de los dibujos animados que indica que al personaje se le ha ocurrido una brillante idea.
—Ven con nosotros, no hace falta que compres nada, te invito yo. —Me dice tirándome del brazo. 
—No se Harry...
—Además te lo debo, por lo del otro día. —Insistió.
—Bueno, vale. —digo sabiendo que nada en el mundo impediría a Harry abandonar la idea de invitarme a desayunar.
Me llevó a un Starbucks que había cerca de allí. Su amigo fue casi todo el trayecto en silencio, caminando al lado de Harry. Nos sentamos los tres en una mesa lejos de la ventana y pedimos tres batidos.
—Bueno, ¿Me lo presentas? —le digo a Harry y señalando a su amigo con la mirada.
—Soy Niall. —dijo su amigo.
—Encantada. —Le digo. —Yo soy...
—Tu eres Ana. —Me interrumpe Niall. —Harry nos ha contado cómo se escondió en tu casa. —Dijo riéndose. —Es la primera vez que le pasa algo así. También dice que ha conseguido tu numero y que no se lo dará a nadie. Dice que eres muy gua… ¡Ay! 
Harry le había dado un codazo en las costillas.
— ¿Y si termináis y pagamos ya? —Comenta Harry levantándose rápidamente e interrumpiendo la conversación —Sera mejor que nos demos prisa, vamos tarde.
Puse los ojos en blanco y seguí a Harry y a Niall hasta la puerta.
Salimos a la calle, Harry avanzaba a pasos largos por delante de Niall y de mí. Creo que estaba un poco molesto. Al torcer la esquina, nos indico que subiéramos a un taxi que había libre. Corrió a subirse al asiento delantero y Niall se sentó a mi lado en los de atrás. Pasamos todo el viaje callados y fue muy raro, porque Harry hablaba como una cotorra, al menos, el día que lo conocí.
Al parar el taxi, Harry me acompañó a la puerta de mi casa, donde paró en seco y fijó su mirada en la mía.
— ¿Louis te gusta? –preguntó algo picado.
— ¿Qué? —Dije totalmente perpleja, había acertado de lleno, pero decidí hacerme la tonta.
—Zayn me contó que había traído a una chica a casa. Pregunté a Louis, al final soltó que eras tú.
El estomago me dio un vuelco. Louis me gustaba sí, pero no quería ver a Harry así de mal. No por mi culpa.
— ¿Harry? ¿Estás celoso? ¿Por qué? Soy un orco.
— ¡No lo estoy! —Dijo Harry, que seguía picado, aunque estaba a punto de soltar una carcajada. — ¿Orco? No digas tonterías.
—No las digo, y Harry, sonríe. Los hoyuelos te hacen más guapo.
Harry no puedo reprimir una de sus perfectas sonrisas.
—Vale vale, tengo que irme, nos vemos. —Me dijo. —Al final saldrás conmigo, siempre salgo con quien me gusta. -Me dijo, algo más alegre.
—Que ego tienes, Hazza.
Los dos reímos unos momentos.
Se despidió de mi con dos besos en la cara, volvió al taxi y se subió atrás con Niall. Mientras el taxi se alejaba, Niall se asomo por la ventanilla.
— ¡Harry acaba de decirme que vas a ser su no ¡Ay!
Otro codazo. 
—Me reí. —Adiós chicos y Harry no le maltrates —les grito.
Harry se dio la vuelta en el asiento trasero y me sacó la lengua, yo le devolví el gesto mientras me despedía moviendo la mano.
Saque las llaves y abrí la puerta, iba caminando, con la mente en las nubes por lo que Harry me había dicho. ¿Era posible que le gustara? ¿Y qué iba a hacer yo? Louis y Harry. Ambos me gustaban. Anduve hasta la cocina y me eche agua en un vaso. Continúe dándole vueltas a la mente, tirada en el sofá hasta que un grito, el de una chica en el piso de arriba me sobresaltó.
Subí corriendo a la planta de arriba y entre de sopetón en la habitación de donde provenía el ruido.
— ¿Pero qué cojones pasa? -chille, casi sin aliento.
—Quítamela, quítamela. —Me pedía a voces una chica.
— ¿El qué? —Le pregunté, algo más calmada pero aún histérica.
—La araña, quítamela. -Dijo señalándose entre las paletillas de la espalda.
—Joder chica, ni que fuera a comerte.-Le digo riéndome. 
—Ya sé que no puede hacerme nada, pero les tengo fobia.
—Ah, que mal. -digo. -Tú debes ser Ally mi compañera de piso. Encantada de conocerte, yo soy Ana. -dije extendiéndole una mano. — ¿Qué te parece si te ayudo a colocar tu equipaje?
—Ah, ¿pero no lo sabes? -pregunto Ally extrañada.
— ¿Saber qué? 
—Cuando empiece el curso, es decir, mañana, tendremos que mudarnos a una habitación de la residencia de estudiantes en el colegio. -Me explicó Ally.
—O sea, que vamos a un internado. -dije.
Allyson asintió con la cabeza.
—Que palo -continúe diciendo. —Ahora tengo que recoger todas las cosas.
—Anda, que te ayudo.-me dijo. —Tenemos que tener todas las cosas en nuestra nueva habitación antes de clase.
[...]
—Estoy molida. -dije tras haber metido la ultima maleta dentro del taxi. 
Habíamos llenado el maletero al completo con el equipaje de Ally, y los asientos traseros con el mío.
—Creo que una se tiene que ir caminando. -Me dice mirando el único asiento que había libre.
—Yo voy, necesito despejarme. -Le dije y añadí para mis adentros: "También necesito llamar a Harry, o a Louis, me dieron sus teléfonos, querrían que los llamara" 
—Como quieras. -dijo encogiéndose de hombros y subiendo al taxi —No te entretengas.
Saque el móvil de mi bolsillo cuando el taxi que llevaba a mi amiga doblo la esquina. 
"Me lo pasé genial ayer contigo, sobre todo en la estación por la tarde. Te he llamado pero no me lo coges ¡Espero verte pronto! Ojala Harry no se enfade. - Louis"
Leí el mensaje tres veces más antes de llamarle. 

*CONVERSACION TELEFONICA*
— ¡ANA! ¿Por qué no cogiste ayer el móvil?
— ¡LOUIS! Pues estuve recogiendo todas mis cosas porque me cambian a una habitación en el instituto y no lo escuche.
—Ah, pues que mal. Yo te iba a invitar a comer helado, ya sabes de qué. Te lo has perdido. -Me dijo con un tono decepcionado.
—Otro día será. -Le dije. —Mira, cuando tenga un rato libre te llamo y nos vemos. ¿Vale?
—Vale, ¡genial! ¿Y qué haces ahora?
—Voy de camino a clase, me divertiré mucho allí. -le dije en tono irónico.
—Venga, no será tan malo -dijo- Bueno, te dejo, yo también tengo clase. Luego hablamos.
FIN CONVERSACION.

Guarde el móvil en mi bolsillo y fui directa al instituto. Allí me encontré a Ally que ya había vaciado el taxi al completo.
—Hey, ¿Y mis cosas? -le pregunté al conductor del taxi.
—Ya las ha subido tu amiga.
—Vale, muchas gracias.
Subí a la habitación y allí me encontré a Ally, que estaba decorando con posters de un grupo de música la pared de al lado de su litera.
—Me he quedado con la de abajo. -Me dijo. -Espero que no te moleste, es que suelo moverme mucho en la cama.
—No pasa nada, además, yo quería la de arriba. -dije tirando mi chaqueta encima de la cama.
—Pues entonces genial -dijo y siguió colocando posters.
Subí a la litera de arriba y me puse los cascos hasta que llegó la hora de entrar a clase. Allyson y yo bajamos al salón de actos, ya que allí harían la presentación del curso.
Allyson entró la primera en la sala y buscó un sitio en las filas del centro, yo la seguí esquivando las piernas de los que ya estaban sentados en sus sillas y me senté a su lado.
Los alumnos restantes tardaron alrededor de cinco minutos en colocarse, cuando estuvieron listos, la directora del colegio subió al escenario.
Era bajita y rellenita, lo que le daba un aspecto muy cándido y amable. 
Carraspeó para llamar nuestra atención y comenzó con su discurso de bienvenida. La escuchaba medio ida, durante el verano olvide el poder sedante que ejercen las charlas en mi cerebro. Me habría quedado dormida de no ser porque las manos de un chico, me taparon los ojos y una voz que resultaba muy familiar para mí, me susurro al oído:
-Hey, ¡adivina quién soy!

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