viernes, 8 de febrero de 2013

DARE TO DREAM - CAPÍTULO 15


Eche a correr hacia el chico que estaba de pie al otro lado del pasillo y me abrace a él tan fuerte como pude, a su vez, el también me abrazó y apretó sus labios contra los míos.
-¿Qué haces aquí? -le pregunté.
-Quería verte, ¿y tú? -me dijo y me besó suavemente en el cuello, justo por debajo de la oreja.
-Yo también iba a verte. -le contesté.
Lo más probable es que yo pareciera una estúpida sin cerebro con una sonrisa tonta dibujada en la cara, pero me daba igual. Siempre que trataba de Louis me olvidaba de todo lo demás, era como si algo mágico conectara mi mente y mi cuerpo con los suyos. 
Me agarré de su brazo dispuesta a ir a dónde él me llevara. 
-¿Te parece si paseamos? Los sábados no tenemos castigo. -me preguntó.
-¿No iremos a correr otra vez, no? -Le pregunté alarmada.
Todas las veces que Louis me había invitado a pasear las he acabado corriendo de su mano de un lado para otro. Y Louis corría muy rápido. 
-No, no, tranquila. -Me dijo riéndose. -Esta vez te llevaré a dar un paseo de verdad. 
Primero me llevó a ver el Big Ben, pero me dijo que cuando lo viera, tendría que hacerlo desde cerca y de golpe. Así que me tapó los ojos con las manos casi desde que salimos y no me soltó hasta que estuvimos en frente del reloj.
-¿Preparada? -Me dijo aún tapándome los ojos. 
-Sí. -Dije.
Puse mis manos sobre las suyas y las agarré para quitármelas de los ojos.
Me quedé fascinada con lo que vi, el Big Ben estaba iluminado con luces doradas por la noche y parecía de oro.
Louis me abrazó por detrás, pasando sus brazos por mi barriga.
-¿Qué te parece? -Me susurró sonriendo al oído.
-Es precioso. -Le respondí girando la cabeza hacia él, de manera que nuestros labios quedaron a un centímetro.
-Sabía que te gustaría. -Me contestó dulcemente.
Subió una de sus manos y me agarró la barbilla, y me dio un beso a lo Titanic.
-Te quiero. -Me dijo.
-No más que yo a ti. -Le susurré.
Los dos nos quedamos callados mirando el reloj dorado que teníamos en frente, hasta que mi estómago rugió de hambre.
Louis se rió y se separó de mi.
-Me alejaré antes de que decidas comerme. -Me dijo bromeando.
-Tonto, por mucha hambre que tenga jamás te comería... -Empecé a decir. -...Sin antes haber guisado tu carne.
Louis se echó a reír y me pasó un brazo por los hombros. Fuimos hasta un puesto de Fish and Chips que había cerca y compramos un cartucho de patatas que nos fuimos comiendo de vuelta a la residencia.
Louis decidió tomar un camino más largo para atrasar nuestra llegada.
Pasamos por un parque en el que había mucho ambiente, la razón de tanta gente junta era un mini-torneo de fútbol.
-Que lástima. -Me dijo Louis. -Si lo hubiera sabido, me hubiera apuntado.
-¿Sabes jugar? -Pregunté.
Louis asintió con la cabeza.
-Entrenaba con el equipo de mi pueblo. -Me dijo.
-Yo también estuve apuntada, pero me quité cuando supe que tenía la beca para venir. No tiene sentido estar catalogada sin estar jugando.
-No sabía que jugaras, nunca has hablado de ello. -Me dijo.
Me encogí de hombros.
-Es que nunca ha surgido el tema. Si quieres puedo enseñarte mi equipación del año pasado, aún la tengo.
Louis asintió entusiasmado, incluso me propuso que hiciéramos un partido todo el grupo juntos. Ahora que Harry nos había cambiado por otra pandilla, estábamos ocho justos.
Una pelota que se le había escapado al portero llegó junto a los pies de Louis, que le dio una patada sin saber adónde apuntaba.
La pelota se estrelló contra una pila de sillas puestas unas sobre otras para ahorrar espació. Las sillas se cayeron encima de una mesa con vasos y tapas, que se derramaron por todo el suelo. Antes de que nadie pudiera vernos, Louis me agarró de la mano y se giró y salió del parque a toda prisa. No dejamos de correr hasta que llegamos de nuevo al Big Ben.
-¡Louis, dijiste que esta vez nada de correr!-le reproché jadeando.
Louis apoyó sus manos sobre las rodillas, para descansar de la carrera.
Se rió entrecortadamente debido a su respiración acelerada, y luego se acercó a mí y ambos nos sentamos en el suelo apoyados en la pared de una casa.
-Lo sé, lo siento. -Me dijo riendo. -Pero tengo que reconocer que me lo paso bien contigo así.
Alargó su brazo derecho y me acarició la pierna izquierda una y otra vez. Yo solamente llevaba unas medias bajo los shorts, y la piel se me erizó al contacto con la piel de Louis. Él creyó que era porque tenía frio. Me sentó sobre sus piernas y me rodeó con sus brazos para intentar que entrara en calor a pesar de yo estaba perfectamente.
-¿Te parece si volvemos ya? No quiero que te me resfríes. -Me preguntó dulcemente.
Asentí con la cabeza y le di un beso aprovechando la poca distancia que había entre nosotros. Nos levantamos y echamos a andar hacia la residencia. 
Louis se rió un momento, me miró y dijo:
-¿Te parece si echamos la última carrera hasta la residencia?
Puse los ojos en blanco y me reí.
-Que tonto eres. -Dije echándome en sus brazos. Louis me sostuvo unos momentos sonriendo.
-Solo cuando estoy contigo. -Me susurró al oído.
Giré mi cabeza y lo besé tiernamente, luego, me separé un poco de él y dije:
-El que llegué el último invita a helados toda la semana.
Ambos echamos a correr hacía la residencia, dejando el Big Ben atrás.. Mientras corríamos, Louis gritó:
-Yo te puedo dar mi helado de zanahorias gratis, si quieres. 
Empecé a reírme mientras corría.
-Solo si pierdo yo. -Le grité.
-Entonces prepara tu estómago. -Me contestó riéndose.
-Ya, lo que tu digas.
Aceleré todo lo que pude para dejar atrás a Louis, pero la silueta de dos personas conocidas hizo que parara en seco, más que nada porque no quería que me vieran.
Louis se chocó conmigo y ambos caímos al suelo.
-Shh, no hagas ruido. -Le dije. 
Louis miró por encima de mi hombro para ver quiénes eran y me hizo una señal para que nos escondiéramos tras un buzón que había unos metros a nuestro lado.
-Vuelve a estar con ella. -Dijo Louis. -¿Entiendes porque no debías perdonarlo?
Me asomé un poco por detrás del buzón y vi a Harry y Maggie liándose en la puerta de la residencia. 
Luego, ambos se adentraron en el edificio. Louis me chistó para llamar mi atención y me indicó que los siguiéramos.
Harry y Maggie se deslizaron silenciosamente hacia el patio, donde estaban esperándolos los demás miembros de su pandilla. 
Parecían no querer ser vistos, pues andaban en silencio. 
Louis y yo bordeamos el patio por detrás de la franja de setos que tenía plantados el jardinero para decorar el patio. Estábamos a unos cincuenta metros de ellos y no podíamos ver con claridad lo que hacían, pero si dónde se encontraban.
Maggie, Harry y sus demás amigos tardaron cerca de quince minutos en irse del patio, cuando pasaron por la puerta, el único sitio iluminado, vimos que llevaban varias botellas de alcohol, por lo que supusimos que se iban de botellón a cualquier parque que estuviera lo suficientemente oscuro como para que no los vieran y seguramente no volverían en toda la noche. Tenían a su favor que el sábado nadie pasaba a revisar las habitaciones tras el toque de queda.
Louis me cogió de la mano y me llevó hasta donde unos momentos atrás habían estado Maggie y compañía.
Louis se puso a buscar lo que habían estado escondiendo mientras yo me senté en la base de una canasta de baloncesto. Al sentarme, crujió y se hundió un poco. Me resultó extraño ya que normalmente este tipo de canastas, solían tener la base del contrapeso rellena de hormigón. Louis me dijo que me levantará. Cuando lo hice, él abrió con facilidad la base dónde había estado sentada, que estaba hueca. 
-Ven, mira. -Me dijo Louis haciéndome un gesto con la mano.
Miré dentro de la base y efectivamente estaba hueca, pero no vacía. Dentro había unas doce botellas de alcohol, pepsis para mezclar y unos cuantos paquetes de tabaco.
-Vaya, no me sorprende que no los hayan pillado nunca. -Dije. 
La verdad es que era un escondite bastante bueno. Nadie se va a imaginar que dentro del contrapeso de una canasta, haya un escondite secreto de alcohol y tabaco.
-¿Y qué hacemos? ¿Se lo decimos a alguien? -Me preguntó Louis.
-No, no estaría bien. -dije. -Harry va con ellos.
Louis suspiró.
-¿Por qué te importa tanto Harry?
-No es que me importe, pero una cosa es no hablarnos y otra es ir jodiéndole la vida. -Expliqué.
-Bueno, en eso tienes razón. -Me dijo Louis cogiendo una botella. -Si no le decimos nada a nadie, nos llevamos una prestada.
Puse los ojos en blanco y cogí una botella de pepsi cola.
-Anda vamos, cierra eso. -Le dije a Louis.
Vaciamos el contenido de la botella de pepsi hasta que quedó por un poco más arriba de la mitad y vació el alcohol dentro hasta que se rellenó.
El resto del alcohol que sobró lo tiro a una papelera de la calle. 
Nos sentamos en uno de los bancos que había fuera de las residencias y Louis le dio un trago a la botella y me la pasó. Me quedé mirándola unos momentos, solo había bebido una vez en mi vida, y fue en mi graduación de secundaria. Mis amigas me dieron a probar Malibú con piña, y solo me lo bebí porque tenía más zumo de piña que alcohol. Me acerqué la botella a la boca y le di un pequeño sorbo.
Estaba malo, asqueroso para ser más exacto, y me ardía la garganta. Al menos, me quitaba el frío así que le di otro trago. No hizo falta que bebiera mucho para sentir el contento del alcohol y al parecer, Louis también lo estaba sintiendo. Se reía por cualquier cosa que le dijera, y no paraba de tirar de mi para que me sentara sobre él como hace dos días, Maggie se había sentado sobre Harry.
Una hora más tarde, hacia las 12:00am el efecto del alcohol ya me embotaba el cerebro, y por eso cuando Louis se acercó a mí y pasó sus brazos por mi cintura no opuse resistencia y me besó. Me apretó contra la pared sin separar sus labios de los míos. 
Apreté mis manos en su espalda, disfrutando de cada uno de sus músculos. Dejo de besarme los labios para besarme debajo de la mandíbula y el cuello. En ese momento, sonó la sirena que indicaba que había que estar en la cama, se escuchaba desde fuera, lo agradecí, porque así no me oyó suspirar. Me cogió en brazos y sonriendo como unos estúpidos a causa de la bebida, me llevó a su habitación, que en ese momento estaba vacía, ya que Harry estaba fuera. Me echó sobre la cama y se tumbó a mi lado. Ambos sonreímos un momento y luego nuestros labios encajaron los unos en los otros. Louis me besaba a un ritmo frenético, como si esta noche fuera la última de nuestras vidas y yo me dejaba guiar por él, ya que estar tan cerca de Louis me hacía perder el control. Se separó de un unos centímetros y se quitó la camiseta y luego se acercó de nuevo y me quitó la mía con suavidad. Me pasó los brazos por detrás de la cintura, las yemas de sus dedos recorrían el hueso de mi espalda y sus labios de rozaban el cuello al mismo tiempo. Estaba muy confusa por haber bebido, y no distinguía a saber si lo que estaba pasando era un sueño o no. Busqué la manera de aovillarme en el cuerpo de Louis, y apoyé mi cabeza en su pecho. Lo último que recuerdo de esa noche, era el latir acelerado de su corazón, su respiración sobre mi pelo y sus brazos rodeándome para que nada pudiera sucederme.

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